Saturno, patrono de los no vencidos y del amor fati.
Es chocante que identifiquemos a Saturno con conceptos como el amor, más que con los rigores a los que normalmente va asociado.
Esta entrada pretende desgranar desde dónde actúa la fuerza de este arquetipo cuando expresa amor, inversión de roles y dadivosidad: ocurre cada solsticio de invierno, cuando el sol entra en Capricornio.
Arquetipo duro, seco, frío…, su energía parece contraria al factor aglutinante de la vincularidad, a la celebración, a la misma luz. Es más, la astrología tradicional califica a este planeta como Maléfico. Miedín.
Sin embargo, la astrología esotérica del siglo XIX, y especialmente la astrología contemporánea y la psicológica, al margen del maniqueísmo, retoman desde sus respectivos prismas la verdadera esencia de Saturno como agente catalizador de victorias, algo que por otro lado entronca con el culto originario que ya desde Grecia y Roma se le rendía (Sol Invito era el nombre que recibía en Roma el Sol que entra cada año en Capricornio). En este tiempo se conmemoraba la festividad de las Saturnales, desnaturalizada por el Cristianismo posteriormente como la Navidad, convirtiendo la celebración pagana del crecimiento de las horas de luz que representa el solsticio de invierno, en un mero buenismo de espumillón regado con cava donde se apela de manera esquizoide al mismo tiempo tanto al recogimiento como a los excesos. Disociación total esto de la navidad. Igual que asimilar a Saturno únicamente a rigores.
Saturno es celebración y está muy ligado a la fuerza del amor. Coagula la sangre entre los labios (guiño a la letra de Carretera Fluorescente, de Fasenuova).
Sin ser beso, está siempre a punto de besar, como los protas de aquel poema de Keats.
¿Y cómo puede ser esto?
Para empezar, es regente de Capricornio, un signo femenino.
Por otro lado, está exaltado en Libra, signo regente de Venus.
En todo proceso existe lo que llamamos acción, un trabajo, y a Saturno le corresponde en buena medida la cuagulatio de dicha acción, su materialidad, lo que posibilita Saturno es precisamente un esfuerzo, no exento de fricción, entendiendo aquí fricción como fuerza del trabajo, en términos de física. El amor es la fuerza motriz y, al mismo tiempo, la culminación del propio proceso. La satisfacción de lo completado, lo cumplido.
Uno primero se afana en un trabajo, para después sorprenderse del amor (satisfacción) con el que acaba de realizar la obra, es decir, por la obra que acaba de realizar. Saturno encarna al amor que facilitó el esfuerzo. A mí el amor de saturno me resuena al amor fati. Investigad por aquí a ver qué os dice a vosotros este epicureismo.
La exaltación de Saturno en Libra emana lo que es propio del signo: ecuanimidad y la ley inflexible que demarca lo que es justo y equilibrado. Imbatible: en la cosmología saturnina nunca hay trampas. Se paga (Saturno) un euro y se obtiene el valor (Venus) de un euro. O lo tienes, o lo vales.
Venus retrógrado desde el 19 de diciembre en Capricornio (hasta el 29 de enero de 2022), habla de:
Energía femenina
Atraer lo que deseo
Las relaciones
Estas son las preguntas que nos plantean conjuntamente el Sol recién entrado en Capricornio y Venus en el mismo signo retrogradando.
¿Cómo deseo que se den los vínculos en mi vida? (análisis)
¿Qué quiero de ahora en adelante? Tendencia a plantearse un marco más responsable, o donde tengamos que asumir mayores responsabilidades en pareja, o que sea necesario poner el marco formal (límites, responsabilidades) en una relación.
Mirar las consecuencias, planificar estrategias en el ámbito de la pareja pero más que sanar con respecto al otro, con respecto a uno mismo (Capricornio es un ser solitario, representada por la cabra en soledad en la cima de la montaña).
Retomar proyectos del pasado que nos llevan a una autorrealización (amor propio).
Preguntas del pasado ¿cerraste bien una relación? Lo dicho, más que para soltar, los 40 días de la retrogradación de Venus en Capricornio son para estructurar, dar solidez, y sentido.
Puede ocurrir también que “de repente” ganes la razón en argumentos que en el pasado no tenían validez para el otro.
Dependiendo de la casa que ocupe capricornio en tu carta natal, Venus retrogradando allí también puede traducirse en reapariciones, recibir noticias, contactos, de personas con las que habías roto o interrumpido un vínculo emocional.
¿Te está pasando?