En astrología, Lilith es un punto matemático que corresponde al apogeo de la luna y que lleva el mismo nombre que el asteroide descubierto en 1927. La astrología antigua no contempla y buena parte de la contemporánea lo omite, pero ciertamente aporta matices a la interpretación de una carta natal y puede destrabar hábitos arraigados en relación a patrones emocionales de todo tipo de impulsos y renuncias.
En mitología, Lilith fue la primera esposa de Adán, para después vivir una vida poco convencional, desarraigada, alejada de un rol nutricio, maternal y de los usos y costumbres dictados por el patriarcado a una mujer casada. Las provocaciones o tentaciones, la pulsión sexual en todo caso, son de Lilith. Lo salvaje en nosotros, allí donde nos sentimos al mismo tiempo más vulnerables y al mismo tiempo más empoderados.
A Lilith se le conoce también como Luna Negra en contraposición a la Luna, la luminaria. Y en efecto representa más que un lado oscuro, un absoluto reverso. La sombra del arquetipo femenino sin penumbra, sin medias tintas. El ardor de Lilith no cabe en el paraíso, lo incendiaría.
Pasa en un signo zodiacal 8 meses aproximadamente, y cuando lo hace activa una serie de reacciones y comportamientos, si es que la tenemos interiorizada, o bien genera una serie de acontecimientos externos si no tenemos integrado psicológicamente su significado (o ambas cosas si estamos en pleno proceso de asimilación).
Acaba de entrar en Tauro, y allí activa la energía corporal, va en busca de propósito, de sentido material.
Veamos algunas posibilidades para reconocer a Lilith en Tauro.
- Cierta avidez o egoísmo, es como si lo único que nos importa es aquello que nos hace sentir aterrizados, enraizados y seguros. Todo lo que no nos haga sentir así, puede hacernos estallar de pura rebeldía contestataria, hacernos sentir una reactividad egoísta, un vacío que en realidad no existe. Es anhelo. Vacío y anhelo no son lo mismo, enseña Lilith bien entendida.
- Un reto porque al personificar el, por así decir, un concepto lujurioso de la posesión, de lo que se desea poseer, es fácil entrar en barrena y tener estallidos emocionales si nos desborda la cosa. Mantenerse en el ardor sin riesgo de arder sería la clave. No perder de vista la vía del medio, aunque Lilith nos lleve por abismos. Dejarse mecer por la intensidad.
- La sexualidad como máximo canal de expresión de la afectividad.
- Sensualidad incendiaria.
- Hedonismo o autoindulgencia.
- Emanación de un encanto que… ¡puede emborrachar!
- Tendencia a la irreverencia (más que a la rebeldía, que es más de Urano).
- Impulsos de aventurarse en la naturaleza poco transitada, conviene tener precaución.
- Puede parecer que algo material (muy deseado) tarda en llegar. Impaciencia.
- Inconformismo con la autoridad, cuestionamiento del deber ser.
Esta es Lilith en Tauro, si transita algún punto fuerte de tu carta, procura pendular hacia el equilibrio para que el listado de arriba no se cumpla literalmente… o sí. Depende de lo que esté en juego, claro.
Lilith representa a mi modo de ver un arquetipo desencantado, pero de una gran madurez. Ni la candidez ni la inocencia son lo suyo. Pero tampoco la ignorancia: si juega con fuego, sabe dónde se mete. Hay nobleza en su atrevimiento.
Un comentario en “Lilith en Tauro: el ardor y el paraíso”