Y vaya si se sale, vaya mes más entretenido.
6 de octubre, Luna Nueva conjunta a Marte (ver post anterior).
7 de octubre, Plutón se pone directo a 24º18 de Capricornio.
Cuando Plutón retoma su movimiento directo después de meses, suele traer el destape de algo que estaba oculto. Aunque tiene mayor resonancia a nivel a nivel geopolítico o colectivo por tratarse de un planeta transpersonal, es cierto que marca instantes repentinos en los que tenemos una súbita claridad mental sobre lo que queremos hacer respecto a algún tema concreto. Sale a la luz algo camuflado, escondido o contenido. Por tratarse de Plutón, lo que sale a la luz tiene algo de liberador. Corte de situaciones. Puntos de inflexión que aún no darán la cara en cuanto a conclusiones o consecuencias. Para eso tenemos que llegar a la luna llena del 26 de octubre. Entonces sí.
8 de octubre, Venus entra en Sagitario
Después de semanas en Escorpio, donde las relaciones, los placeres, los vínculos, nuestra escala de valores han estado teñidas de revisionismos a la desesperada, como todo lo escorpiano, muy bajo el lema todo o nada, ahora o nunca, y no exento de manipulaciones o chantajes emocionales. A partir de la primera semana de octubre, el clima en relaciones tendrá un aire más ligero, menos dramático, menos contra las cuerdas. El acento en relaciones estará dirigido más a dar un paso hacia un nuevo estado en los vínculos: sagitario es la Verdad de uno, en la que uno cree de manera épica y defenderá como ideal al que tender.
Bien, pues nuestra forma de vincularnos y disfrutar de lo que nos da placer se mueve en modo búsqueda de aquello que me da liberación. Este Venus nos impulsa a hacer una especie de carpetazo en pos de lo justo, verdadero, auténtico. Introduce un ingrediente épico en relaciones: en salto de página, un Level Up, un salto de nivel. Este cambio de signo de Venus marca un tiempo en que las relaciones donde haya seducción, atracción, relaciones que impliquen descubrir lo valioso de algo o alguien y que estén poco maduras, se vean obligadas a pasar la prueba del algodón Don Limpio para probar si ésta funciona y tiene los ingredientes necesarios para avanzar lo suficiente y llegar a algún puerto, o si se queda varada por falta de verdad, es decir, de energía.
11 de octubre, Saturno se pone directo a 6º 53´´ de Acuario
Saturno en Acuario (signo fijo de aire) es uno de los protagonistas de 2021, junto con Urano en Tauro (signo fijo de tierra). Ambos mantienen una dinámica en cuadratura desde finales de septiembre de 2020 hasta diciembre de 2022.
Son dos años de tira y afloja con tensión entre lo nuevo y lo viejo. Si llevas un diario, comprueba tus anotaciones entorno a estas fechas clímax:
- 17 de febrero, 2021 a 7º de Acuario/Tauro
- 14 de junio, 2021, a 13º de Acuario/Tauro
- 24 de diciembre, 2021 a 11º de Acuario/Tauro
Porque son las de mayor tensión este año. Las fechas en las que la cuadratura se perfecciona y la tensión alcanza picos de pugna. El fin último de estos toques no es otro que el de dar paso a una nueva atmósfera social. Toda cuadratura implica una pugna entre dos elementos, dos energías, donde una de ellos ha de ser sacrificada por inoperativa o caduca. Es tiempo de llegar a conclusiones sobre los acontecimientos vividos durante los años precedentes.
Hay cuadratura, luego hay lucha, pero es por una buena causa: la de cerrar y resolver conflictos y desequilibrios. Ya en 2020 hemos hecho bastante criba entre lo viejo y lo nuevo, se nos han caído altas torres y cimientos de aquello que creíamos ser o tener. Vale, pues ahora es el momento de desempolvar el libro de mitología para tomar consciencia de que el agua y el aceite, Saturno y Urano, unidos por una compleja dinámica de castración y rivalidad, no hablan de otra cosa que de relevo generacional. Relevo, en cualquier caso. Reforma. Moviliza ideologías internas y externas. Inmediatez, aceleración, vértigo. Seguridad versus lucro. Sistemas tradicionales (moneda, legislación, sexualidad) icónicos para nosotros se reorganizan y dan lugar a nuevas formas basadas en el experimento y la inventiva.
La mejor recomendación es examinar nuestro entorno e identificar una buena cuerda floja en la que instalarnos cómodamente hasta finales de 2022 mientras hacemos el tránsito de lo viejo a lo nuevo, porque se construirá a nuestro alrededor algo muy diferente a aquello que hayamos imaginado.
También será chulo meditar activamente sobre el arquetipo mitológico de ambos porque nos ayudará a ser testigos serenos tanto de nuestra tensión interna entre libertad y el deber ser, como a nivel colectivo, entre la rebeldía y la tradición.
Con Saturno directo ordenamos ideas, estructuramos cosas que han echado a andar entorno a mayo, y hay energía favorable para dar definición o estabilidad a algún proyecto vital que vaya de construir nuevos cimientos.
18 de octubre, Júpiter se pone directo a 22º20´ de Acuario
Siempre que Júpiter se pone directo nos hace un regalito: un trígono con el Sol. Además casi en el mismo día en que lo hace Mercurio.
Blanco y en botella, clima claramente intelectual: aprendizaje y comunicación, activa estudios y temas de enseñanza en general, lecturas, nuevos ideales o ilusiones, intercambios intelectuales, reuniones, encuentros.
Un renovado optimismo, sensación de que algo nuevo nos mueve con ilusión en un contexto grupal o en una relación de a dos con alguien donde se desdibujen los egoísmos y se vaya en post de un bien común, más abstracto, beneficioso equitativamente, un beneficio particular que al mismo tiempo revierte en un bien mayor, un bien comunitario o grupal. Hay energía para meterse en nuevas cosas con espíritu altruista.
19 de octubre, Mercurio se pone directo a 10º8´ de Libra
Quizás por estar próximo a un punto sensible de mi carta en el cénit, que vaya si he sentido esta retrogradación… tres semanas de absoluto caos e inercia, indefinición, falta de conexión, parones, ect. Retrogradación muy mental (Libra es signo de aire) y también social, relacional (está regida por el “vinculante“ Venus), por eso estas tres últimas semanas han sido un tiempo de juegos mentales de malabares, de entrar en el cuarto de los espejos, es decir, en una dinámica mental y emocional en la que durante 3 semanas “el otro” nos ha servido de espejo en el que ver lo que normalmente no queremos ver. O poner equilibrio en relaciones que estaban desbalanceadas en cuanto a expectativas o el cásico par dar-tomar.
20 de octubre, Luna llena en Aries.
Culmen de los cúlmenes. Encima de todo este nuevo pastel de energía que se ha horneado en esta semana, hay una guinda bien gorda, la lunación en fuego cardinal: Aries. Deseos o fuerzas que pueden colisionar. El clásico choque de trenes. Al cuadrarse a Plutón y a Marte, hay visceralidad, por eso por mucha diplomacia que se ponga en el asunto, va a predominar la postura de cada cual, actitud defensiva si surge alguna tensión. Hay en el aire altas dosis de autoafirmación: esto va de advertir al mundo de que, si aprieta o tira de la cuerda, se rompe y se acaba el juego.
El sol entra en escorpio el sábado 23 de octubre, a este sol hay que darle de comer aparte. Aquí lo dejamos por hoy, que ya te he entretenido mucho por aquí, son muchas cosas.
Y os anuncio ya mismo que habrá post específico para este 31 de octubre, noche de difuntos, con algunas reflexiones sobre los umbrales, sobre el concepto de muerte y de sombra que me servirán como pretexto para compartiros algunas formas de hacer lumbre ritual que recopilaré. Tengo suerte de ser guiada en esto.
El motivo es que este año hay un muerto-vivo muy querido para mí y un poco a modo de duelo, de cierre, por honrar lo vivido, me mueve muchísimo el ejercicio ritual.
Arden las pérdidas, ya lo dijo el poeta, el chamán, el exorcista Antonio Gamoneda.
Os dejo con Él.
CLARIDAD SIN DESCANSO, del poemario “Arden las pérdidas” (2003).
Quizá me sucedo en mí mismo.
No sé quién pero alguien ha muerto en mí.
También ayer olía la desaparición y estaba amenazado por la luz, pero
hoy es otro el cuchillo delante de mis ojos.
No quiero ser mi propio extraño, estoy entorpecido por las visiones.
Es difícil poner luz todos los días en las venas
y trabajar en la retracción de rostros desconocidos
hasta que se convierten en rostros amados
y después llorar porque voy a abandonarlos o porque ellos van a abandonarme.