Los patrones existentes en las “estructuras” en el cielo, y en toda la naturaleza en general, siempre han sido objeto de admiración. Las galaxias, la división celular, el rayo que precede al trueno o incluso las “insignificantes” nubes que recorren el cielo responden a esos patrones incógnitos en su día, predecibles en la actualidad. Para nosotros, observadores desde la Tierra, durante milenios esta admiración estuvo marcada por el sobrecogimiento o el temor, la magia, la superstición o sentimiento religioso. Hoy en día, hemos dejado pasar la admiración, el sobrecogimiento, el temor o superstición para dar paso a la convención, para explicar (racionalizar), predecir y reproducir en laboratorio todo tipo de fenómenos naturales. La teoría matemático-física de sistemas, la teoría del caos y su más divulgado filón: el patrón geométrico fractal existente en TODO, trajeron consigo la aceptación masiva de la existencia de dimensiones auto-referenciales o análogas entre sí. Una especie de actualización de la fórmula alquímica “lo que está arriba está abajo” o “lo que está fuera está dentro”. ¿Me acompañas y lo compruebas por tí mismo/a?
Así es como, en pleno siglo XXI, las llamadas correspondencias astrológicas y el principio acausal de SINCRONÍA (o coincidencia), un principio elemental en el que se fundamenta la Astrología, están más vivas que nunca en términos de pertinencia. Así, cuando los astrólogos identificamos una correspondencia entre el cosmos y el ser y su circunstancia, cuando hallamos una correlación entre lo celestial y lo terrenal, sencillamente estamos aislando “en laboratorio” una expresión de la totalidad, del caos, de aquellos antiguos patrones incógnitos que mencionábamos arriba. Atención que estamos hablando desde de la ciencia, usando su método y lenguaje. El modelo científico, la forma en que la ciencia ha elaborado siempre sus teorías (modelos predictivos) es a partir de la observación, la recogida de datos, su posterior análisis, y creación de la teoría correspondiente. En ocasiones, sin ser posible objetivar datos a partir de una realidad plenamente observable (véase el concepto matemático de infinito y la gran paradoja de que es demostrable –matemáticamente, a base de fórmulas interminables- que un infinito puede ser más grande que otro). La ciencia actualmente ha desplazado su foco de atención del más rígido mecanicismo hasta un paradigma holístico más abierto, más real. Quizás no estemos lejos del día en que la Astrología sea considerada una “geometría fractal de la vida”, como defendió ya en 1999 Michelle Jacobs en un artículo publicado por NCGR Journal, y regrese a las Universidades, de donde la echaron en el siglo XVII. Firmo este post con una animación fractal de la órbita de Júpiter en su movimiento de rotación, traslación y con sus retrogradaciones. ¿Ciencia? ¿Arte?
La luna llena del 14 de noviembre de 2016 es definitivamente una superluna. La veremos un 30% más brillante y un 14% más grande. Hasta el 25 de noviembre de 2034 no tendremos otra cita con ella: se trata de la posición más cercana a la tierra del satélite en los últimos últimos 70 años. Quien tenga una selenita en casa, se asegura una carga magnífica si la baña a la luz de esta superluna.
Esta luna conecta el eje fijo Tauro-Escorpio / Tierra- Agua con un gran poder de manifestación, de corporeidad. A través del Primer Rayo de Voluntad y Propósito proyecta sobre nosotros un nuevo arquetipo de valores humanos, que impregnará la realidad en su aspecto social y económico, revelando una gran tensión entre lo caduco y lo por-venir. Esta luna nos habla de la regeneración de los principios básicos, renovar nuestro compromiso con nuestros sistema de valores y creencias entendidas como posesiones adquiridas, no heredadas. La necesidad de responsabilizarnos y comprometernos con la verdad, con la chispa que enciende conciencias. Esta superluna nos llama a elegir. Algo así como si el foco de la superluna iluminara nuestro sentido de la “misión”, el concepto que tenemos de nuestra propia coherencia en relación con nuestro propósito en la vida, acentuándolo, revisándolo. Haciéndonos cargo de él. Transformándolo (no olvidemos que la luna llena en Tauro proyecta la sombra equivalente en Escorpio, por lo que cabe esperar crisis, miedos. Los refugios antiguos dejan de valer a la luz de la superluna.
El proceso de esta manifestación culminará en un ciclo de aproximadamente 6 meses, hasta abril de 2017. Apúntalo y sorpréndete. Algo que se mueve estos días se manifestará en esa época.
Es hora de poner pies en tierra firme: la superluna en Tauro nos lo pone fácil.
La luz reflectaría de la luna ilumina el sector del cielo habitado por la constelación del tenaz Toro. Se impone la necesidad de afilar bien las aristas de nuestra toma de conciencia, de nuestro “hacernos cargo” de todo lo que tengamos entre manos. Es la hora de la responsabilidad, de la “toma de tierra” que nos permita empoderarnos y convertirnos en imbatibles portavoces de aquello en lo que más creemos, de nuestras creencias y motivaciones más profundas. Más aún si estaban ocultas a los demás (el signo contrario a Tauro así nos invita: Escorpio).
A nivel colectivo, sea cual sea nuestro signo solar, podemos hacer uso de la firmeza y la imbatibilidad de Tauro y elegir no callarnos ante las injusticias. Otra reacción que puede darse es la del cambio y la energía enraizadora de Tauro ayudará en ese caso a las personas que hayan estado confundidas o indecisas; les aportará estabilidad en torno a un eje, por así decir.
En lo personal, esta superluna también puede contribuir a catalizar objetivos personales por los que se ha luchado duro en los últimos 6 meses, con resultados que se proyectarán en el marco de los 6 meses siguientes. Quien haya puesto la mira en un objetivo concreto, es muy probable que en estos días próximos a la lunación se den las circunstancias o el estado interior favorable para darle un impulso con fuerzas renovadas. Una buena cornada, vaya. El regente de Tauro, Venus, invita a disfrutar de la naturaleza si es posible. Si esto no fuera posible, activa la energía de Venus permitiéndote una pequeña auto-indulgencia de tipo “sensual” y recrea tus sentidos con adquisiciones bellas o que te satisfagan, con un masaje, una comida exquisita, dejarse caer en los brazos de cupido… No son equivalentes, pero ambas cumplen una función similar a este efecto.
Hay que tener presente que cada luna llena, sin importar la constelación que la enmarca, marca tiempo de cosecha. De recolección de aquello que fue sembrado en la luna nueva del sexto mes anterior. Así pues, toma un calendario y párate a pensar por un instante qué ocurrió o se manifestó en la luna nueva de mayo de 2016, porque estará recogiendo ahora su fruto. Puede que no te surja de inmediato el recuerdo de mayo, pero terminará por hacerlo, medita sobre ello y llegará como un eureka. Y ya que estamos con el calendario en mano, no está de más recordar también que la energía de recolección de esta luna de noviembre se prolonga durante las 2 semanas posteriores al perigeo. Por lo tanto, estemos bien atentos: tenemos todo el resto de noviembre para reconocer y estar receptivos para la cosecha. ¡A remangarse y a ver qué fruto madura en los próximos 6 meses!
Para terminar, un matiz a modo de recomendación: el Toro es fijeza, pero también fiereza. Guardémonos de personas o actos extremos. Especialmente en los contextos o escenarios donde es previsible que las personas defiendan férreamente sus posiciones, ya que existe el riesgo de que la voluntad dialogante entre las personas sea poco productiva. Es tiempo en que las personas se aferran a sus principios. Por eso, precaución.
Cómo alinearse con la energía de la superluna en tauro estos días. Te ofrecemos un pequeño decálogo:
Sigue las reglas. Obedece las señales.
El pragmatismo de Tauro invita a no innovar de forma irreflexiva: sé honesto y humilde y construye o cambia tu realidad con pasos firmes y serenos. No «embistas» a tu realidad porque muy probablemente te la pegarás y tu esfuerzo no habrá servido para nada.
Pon en práctica la máxima de “estar presente”.
Puede que estemos cansados de leer en nuestros textos de cabecera o de escuchar a nuestro monitor de yoga hablar del instante, del presente, etc. Bien, estos días prueba a dejar de leer o hablar sobre ello, deja de intelectualizarlo y practícalo de forma radical. Esta superluna te ayudará a encontrar belleza, trascendencia, verdad…, en lo cotidiano, en lo práctico, en la rutina, en el «ir haciendo» cosas.
Armoniza con tu parte material.
Bien, vamos a dar por supuesto que inviertes infinidad de tiempo y recursos en refinar tu frecuencia de onda en todo tipo de terapias y herramientas new age para vivir súper-espiritualmente pero… seamos realistas: tienes un cuerpo, necesitas dinero, vives en la época del clímax de la civilización consumista/capitalista… pero no te preocupes, esta superluna te permite armonizar esta dura realidad material con tu espiritualidad. Tauro nos viene a decir que el dinero, el lujo, lo que entendemos por el “valor de las cosas” es también una forma de energía que, como toda, tiene sus correlatos. Esta superluna en el signo más materialista del zodiaco te dice que no has de temer por la escasez de dinero, por ejemplo, porque el dinero es también una manifestación de un tipo concreto de energía, que se puede correlacionar por ejemplo con uno de sus atributos equivalentes: la elegancia, el refinamiento. De acuerdo, no comemos “elegancia”, el “refinamiento” no nos paga las facturas, pero sí nos permite SENTIR y armonizar. Limpiar el canal por donde esa energía (y sus afines) se canaliza y MANIFIESTA. Así que, limpio el canal, abierta la puerta. Una vez dinamizada esa parcela quedamos listos para recibir. Pide (es decir, reza, medita, comoquiera que lo llames) y se te dará. Porque sencillamente lo que sea que necesites encontrará el canal mediante el que hacerse posible, si es cierto que lo necesitas. Toma conciencia de que somos seres espirituales teniendo la experiencia de ser humanos. De todo lo demás, somos meros espectadores. Medita sobre ello.
Si tienes dudas, fíate de tu instinto animal taurino
El sensual tauro percibe más allá de lo que es visible. La energía taurina está especialmente conectada con el sentido del olfato y el gusto (rige parte inferior de la cabeza, garganta y cuello). Estos días, fíate de cómo te “huele” algo y acertarás.
Grítalo a los 4 vientos.
Esta luna es muy expresiva ya que Tauro rige la garganta, decíamos, y su chacra correspondiente. Es un buen momento para expresar a alguien lo que realmente somos o sentimos. Hacer pública la causa de una campaña personal concreta. Salir del armario. Pero con tacto, recuerda que las lunas llenas siempre amplifican y exaltan ánimos. Marcan días de altísima implicación emocional. Evita hacer daño con tu sinceridad o tu secreto revelado.
Refuerza tus valores
¿Para qué vales realmente? Defiende tu autoestima y tus valores propios y aprovecha esta superluna para dar forma a tu vida y para dirigirla hacia dónde quieres. Eso sí, Tauro pide la coherencia del signo fijo: asegúrate de practicar lo que “predicas” y si estás en proceso y aún no estás muy seguro o firme en tus ideas o rumbo de vida, crea un mantra específico para la ocasión que te ayude a tener firmeza sobre ello.
Evita simplificar la realidad
“No te fíes de las apariencias”, invita esta luna. En efecto, puede darse la energía (estando el sol en el indagador Escorpio), de querer dejar expuesto lo que de verdad hay debajo de las cosas. Esta superluna nos saca de nuestra zona de confort con lo establecido para movernos hacia un terreno un poco incómodo en el que preguntarnos realmente qué hay detrás de lo que vemos. No caigamos en un enfoque demasiado rígido al respecto, las cosas no son blancas o negras.
8 Si puedes, corre a abrazar un árbol centenario
Porque nada representa mejor la vibración de estabilidad y permanencia de Tauro que la raíz penetrando y nutriéndose de la tierra a la que da agarre. Intenta absorber la vibración de estabilidad, seguridad, fertilidad, abundancia y capacidad de regeneración que te puede aportar abrazar a un árbol centenario. Si no tienes ese tótem sagrado cerca, imprímetelo, visualízalo, haz lo que sea para tenerlo presente de algún modo.
*Luna llena en Tauro: lunes 14 de noviembre 2016. Hora: 14:52h en Barcelona a 22º37‘con el Sol a 22º 37‘de Escorpio.
Comprendamos algo más para dar el siguiente paso: cada vez que nos sentimos amenazados por algo, inquietos, desamparados, al límite, fuera de nuestra zona de confort, consciente o inconscientemente- por atracción o repulsión, en función de cómo tengamos integrada esa energía- buscamos la ayuda de los patrones energéticos que quedaron impresos en nuestra personalidad mediante el sello de nuestra luna natal. De ahí la importancia de comprenderla –trabajarla, como dicen los terapeutas, a mí me encanta ese término, me recuerda a amasar…-, conocer el tipo de energía que manifiesta según su posición para poder identificarla y agarrarnos a ella como una tabla de salvación en momentos de zozobra. La única forma de hallarla y usarla es activamente, reconociéndola con la intención, y no pasivamente con la expectativa. Esto podría chocar con la naturaleza receptiva de la Luna, que puede llevar a la confusión de que su naturaleza es estática. No señor. Pocos astros hay más dinámicos que la cambiante luna. Por eso pide (nuestro) movimiento. Para sobrevivir a esos momentos difíciles, para que nos hagan la menor mella posible, hemos de desplazar nuestro pensamiento y acción hacia el lugar que ocupa nuestra luna natal, hacia el tipo de energía que transmite y canaliza en nuestras vidas. Al principio será un ejercicio consciente que requerirá constancia hasta que quede automatizado. Después, con el tiempo lograremos hacerlo sin esfuerzo, sin resistencias, sin pensar. Habremos integrado esa energía de «primeros auxilios», habremos alcanzado la línea de flotación inicial. Después, en función del problema o drama entrarán otras energías planetarias en juego para hacernos evolucionar y comprender la verdadera magnitud de la situación o conflicto que nos afecta.
El desplazamiento intencional hacia esa energía nutritiva que nos reconforta y cuida con amor maternal, desinteresado y certero, sencillamente transformará nuestras expectativas, alineándolas con lo que “debe” suceder en cada momento porque estaremos preparados para ello, en lugar de desear y frustrarnos por no lograr cualquier otra cosa para la que no estamos preparados o que sencillamente no terminar de llegar porque realmente no lo deseamos de corazón, de forma genuina y auténtica, sino que es sólo nuestro ego o personalidad superficial siempre cambiante la que lo desea. Ya se sabe, uno atrae lo que es no lo que uno será. No puedo pedir algo que no puedo recibir. No puedo contener algo para lo que no tengo el recipiente adecuado. Se me escapará por mil grietas o sencillamente se marchará tan pronto como haya llegado a mi vida, depende del resto de la energía que esté en juego (demás planetas y su posición por signo). Si quieres conocer qué cualidad o energía te da y te pide tu luna natal, echa un vistazo a este recurso. No olvides que se trata de una información útil pero genérica, ya que en cada carta la Luna interacciona con los demás planetas de forma única y ese es un sello personalísimo e intransferible de tu personalidad.
Y recuerda, aliméntate bien emocionalmente. Pon tu intención, y no tus expectativas, en las emociones que te ayuden a ser quien quieres realmente.
Cuídate como lo haría tu mamá, porque la llevas dentro y sabe lo que necesitas.
¡Qué difícil a veces encontrar el camino! Saber lo que es bueno para uno, librarse de engaños, de vacíos, frenos o inseguridades…Reflexionemos un poco: lo importante para armonizar con nuestros propósitos es fundamentar los cimientos de nuestras vidas en la intención que ponemos en las cosas o personas, y no tanto de las expectativas que ponemos sobre ellas. Pensadlo bien: éstas, las expectativas, están más sujetas a condicionamientos externos, dependen más de los demás o de circunstancias más volátiles o que no discernimos con toda la claridad que quisiéramos. Sin embargo, cuando nos concentramos en la intención que ponemos en las cosas, el cuento cambia. Pero lo hace porque en realidad somos nosotros los que hemos cambiado, haciendo que todo cambie a nuestro alrededor. Sin percibirlo conscientemente hemos alineado el eje de nuestra vida con el de nuestros propósitos y sobreviene la sensación de que las cosas, simplemente, funcionan. Esto forma parte de un proceso más emocional que racional ya que la clave está en la intuición, en escuchar a nuestro corazón, en encender la luminaria interior (Luna) que ilumina nuestra capacidad de discernir y sentir reflejando la gran luz exterior (Sol) que mantiene todo en constante movimiento, que da vida y sentido a todo. Por eso cuando hablamos de despertar esa luz sagrada en nosotros, esa energía que nos nutre y nos comprende, estamos hablando de la Luna.
Para comprenderla, comencemos por lo más sencillo: lo primero, debemos conocer la ubicación de la Luna en nuestra carta natal, para ir asimilando más tarde las claves que nos proporcionan sus respectivas fases sucediéndose imparables desde el momento de nuestro nacimiento –nueva, creciente, llena y menguante-, mientras además recorre a razón de 1 signo zodiacal cada 2 días y medio aproximadamente. Imaginad: primero visualizaremos a una mujer –la luna es arquetipo femenino por excelencia- con una indumentaria que le sienta como un guante y con un look con el que se siente plenamente identificada. Esta mujer además tiene un armario con 12 atuendos distintos (los signos del zodiaco que recorre) y además cada semana cambia de carácter y se expresa en consecuencia: de discreta y meditativa en el caso de la Luna nueva a expansiva y brillante en el caso de la Luna llena, con sus matices intermedios. Estamos simplificando, claro está, pero esto nos servirá para entender al astro en toda su versatilidad.