Mantén vivas tus oraciones

Desde que Saturno se puso conjunto a mi Ascendente transitando en oposición a mi saturno natal (entre otros jaques mates simultáneos en mi carta como Urano por tránsito conjunto a mi sol –once in a person´´´´ s lifetime, if so-), he incorporado un importante aprendizaje cuya moraleja puedo resumir en que:

Tengo para mí que no se reza así:

Personaje principal de «Mimosas» (Oliver Laxe), rezando.

 

Sino que se reza así:

Manuel Vilariño, Premio Nacional de Fotografía en 2007.

Leyendo a la analista (junguiana) Jules Cashford, me llama la atención el hecho de que observa -a partir de casos reales e investigaciones sociológicas, históricas y antropológicas- cómo eso que comúnmente entendemos por «la divinidad» aparece cuando la vida se manifiesta con especial intensidad y/o particular sufrimiento.

Esto lo vengo a suscribir yo, que antes rezaba como el personaje de la película de Laxe, pero ya no.

Lo entendí bien: no se trata de cerrar ojos y puños y «que sea lo que yo quiero, por favor, por favor, señor»… La plegaria, el diálogo con el nous está en las palmas abiertas vueltas al cielo, sólo así se pueden posar los pájaros en tus manos. Y los ojos bien abiertos, como los de Manuel Vilariño, una criatura casi mítica en sí misma, que se entiende bien con las aves.

Desde que me pasó lo que me pasó, aparte de ser otra, estoy ya despierta.

Y me da por rezar bien. Y los pájaros vienen a mis manos.

Roberto Calasso: fuego, camina conmigo.

Vuelta al cole, pongámonos «académicos» y literarios inspirándonos en uno de los especialistas más importantes en mitología de nuestro tiempo: el ensayista y editor  Roberto Calassopilar de mi devocionario.

Roberto Calasso
El conocimiento puede hacerse no sólo con ciencia, también con historias.-Roberto Calasso

El hombre, al observar el cielo, ha creído encontrar un lenguaje y ver narrada una historia. Este lenguaje escrito por estrellas y planetas en la bóveda celeste es el lenguaje primordial con el que se ha construido el pensamiento religioso, común a la mayoría de las culturas. La concepción religiosa del hombre antiguo partía del sencillo principio de que el cielo influía en la tierra: en las estrellas y en sus movimientos percibía ciertos patrones: reconocer, imitar y honrar esos patrones constituía la esencia de la práctica religiosa, una forma de homeostasis o existencia armónica.

En la actualidad este «lenguaje de las estrellas», que fuera tan fértil, es racionalizado con una frialdad desencantada. La astronomía moderna se maravilla ante la inmensidad y el misterio del universo pero explica las fuerzas que lo impulsan en términos puramente materiales y no cree que  el cosmos tenga un significado: ciertamente no ve en el cielo un texto que pueda estar escribiendo o coescribiendo, a la manera de una estructura dramática  o de un software arquetípico, nuestras vidas. La sensación predominante es la que expresa en un poema Octavio Paz: “Alcé la cara al cielo, / inmensa piedra de gastadas letras: / nada me revelaron las estrellas».

Aunque lo hayamos olvidado, el código que el hombre creyó observar hace miles de años en la rueda flamante del cielo, es el fundamento de nuestra cultura.

Aquello que le ocurre al Sol, a la Luna y a los planetas en el cielo se convierte en las historias que nos contamos y que vivimos, cifradas en símbolos. Las grandes historias son capaces de crear religiones que amalgaman a millones de personas.

La astroteología estudia la relación entre la religión y la astronomía. Se divulga en Internet una enorme cantidad de información que antes se consideraba esotérica, mucha de ella de poca fiabilidad, abundando la charlatanería, la manipulación y la paranoia. Pero dentro de ese denso follaje de información, la obra de Manly P. Hall es una especie de faro que permite acercarse con claridad a la filosofía oculta y al misterio religioso.

El gran erudito del esoterismo mundial solía dar charlas dentro de su fundación, la Philosophical Research Society: por fortuna muchas de estas conferencias fueron grabadas y están disponibles en Internet. Dentro de este tesoro de conocimiento se encuentra la serie de Astroteología en las que veremos cómo detrás de la mayoría de los mitos y de las historias religiosas -incluyendo las de los grandes monoteísmos- se esconde una descripción simbólica de un proceso astronómico. No sólo los dioses romanos y griegos son astros, la gran mayoría de los dioses en casi cualquier cultura están asociados a un planeta o a un cuerpo celeste.

(Información sintetizada a partir de un artículo de Alejandro Mar).

Y termino como empecé, con el gran Calasso*. Le preguntan en una entrevista reciente:

¿Cómo es el momento que vivimos hoy?
—Nos atormentan las imágenes por todos lados, nos bombardean, eso no es ninguna novedad pero, entender en el sentido mítico, lo que Nietzsche llamaba el «ojo mítico«, está muy poco presente hoy. Se perdió. Hay modos totalmente distintos de acercarse a una imagen y no creo que éste sea un momento particularmente feliz en este sentido.

La pérdida no es irreparable, alégrese conmigo señor Calasso. Somos unos cuantos los que amamos la Astrología, buen punto de partida para recuperar el finísimo hilo rojo que une a las generaciones con sus dioses.

 

*Según reseña el crítico Pietro Citati, el protagonista de Il cacciatore celeste (el nuevo libro de Roberto Calasso, Adephi, previsto en español para este año), es el hombre de las metamorfosis, al que Calasso acompaña en un viaje de 25 mil años, desde el Paleolítico y los mitos griegos de los orígenes, recogidos en los misterios eleusinos, Las metamorfosis de Ovidio y las Enéadas de Plotino. Ganassssss.

 

Esto está pasando

Por razones un poco bestias, en este momento de mi vida me encuentro posicionada frontalmente contra esta especie de permanente exhibicionismo de lo sucedáneo  en que actualmente tienden a basarse las relaciones personales.

A pesar de que, como sugiere mi maestro (de Astrología en Cosmograma) Andrés Zaragoza, este tipo de posicionamiento perpetúa maniqueísmos, alimenta los posicionamientos en bandos y convendría abordar mejor este asunto de identificar lo falsario desde una perspectiva más Pisciniana….yo no lo consigo, aún me queda bastante por alquimizar.

(c) instalación de Camilo Matiz

En los últimos tiempos veo cómo avanza imparable la invasión del «yo» reflejado en mil pantallas (la del ordenador, la del móvil, la tablet, el croma, el videowall de turno, del libro electrónico, de la televisión…), es decir, que en realidad lo que aumenta es la percepción de un onanista «yo egoerotizado» (que por cierto no es nada sin un botón de «intro» o cobertura 4G) hasta un límite caleidoscópico yo, yo, yo, yo y yo…  (Jean Twenge: “Generación yo») que no conoce extenuación, es su propia gasolina y además anda por ahí suelto como si nada, proyectándose en el mundo cuando en realidad permanece fuera de él, sin formar parte de él, simplemente espejando el reflejo del reflejo del reflejo del reflejo en el que se ha desvirtuado el objeto, el fenómeno, la maravilla, el milagro, la fragilidad del simple existir de las cosas.

Quizás esteis de acuerdo en que algunos comportamientos que se tienen en la actualidad por altamente espirituales, trascendentes y/o altruistas son en realidad ególatras. Fakes. Meros selfies. El narcisismo, tal y como lo bautizó la psiquiatría moderna con Freud, ha derivado hacia el campo semántico de la idolatría, de manera que es muy frecuente ver cómo el término egolatría remplaza al tradicional y más ramplón egocentrismo, no escapa a la vorágine de lo exponencial, crece hasta límites insospechados y aún por encima termina apuntando a lo que William Davis (autor de The Happiness Industry) etiqueta como una creciente protorreligión en la que: «el optimismo y la autocreencia son obligaciones casi morales». El viejo dicho de «si no te encuentra google, no existes» tiene actualización: «Si no haces como que eres feliz, no nos vales».

El psiquiatra estadounidense Allen Frances revisita a Eric Fromm y su Patología de la normalidad en  su libro titulado: ¿Somos todos enfermos mentales? A mi modo de ver, su gran logro es haber actualizado lo que Fromm no pudo contemporizar en su análisis  (eran otros tiempos, ntch).

La hiperinflacción diagnóstica que predecía Fromm, el bueno de Frances anuncia que ya está aquí, y la resume en algo así como: «O eres feliz o estás mal de la cabeza«.

Poneos cómodxs que viene una vuelta de tuerca más sobre esto de las pantallas, los egos y la falsificación de uno mismo, para llevaros hacia donde hay algo que quiero mostraros. (La animación dura algo más de un minuto, pero merece la pena ver el final):

¡Esa es la actitud! ?

Posted by Genial on Friday, 31 March 2017

Lo dicho, toda una protorreligión en la era de los templos selfish. La del vídeo decidió ponerse en valor fingiendo sobre sí misma.

Ahora os planteo un pasatiempo, un rompecabezas: de las infografías que siguen, fijaos a ver si identificáis palabras (y por lo tanto sus emociones equivalentes) a las que hace años que no os referíais… ¿sabes identificar y distinguir cuándo sientes displicencia, execración o vesania? Ostras, he tenido que buscar vesania… ¿Cómo saber elaborar psicológicamente las emociones si no sabemos siquiera designarlas? Normal…, pocos selfies nos hacemos en realidad para lo mal que está la cosa.

Ahora a ver cómo os funciona el juego en esta otra infografía con un campo semántico bien distinto:

Ya…, para empezar hay menos vocabulario relativo a emociones positivas.

Pues bien, rescato esta cita espléndida tomada de PijamaSurf a modo de síntesis de mi post/denuncia de hoy: “La positividad de nuestro siglo es un problema mental. Sobrevenido, diseñado y provocado, pero un problema mental. No nos referimos a la felicidad limpia y natural, sino a la positividad cool.”

Conste en acta.

En la presentación en Coruña del numinoso largometraje titulado Mimosas, el último regalo al Universo de su director Oliver Laxe, le escuché decir esta reflexión: “vivimos en una época de inversiones, lo que está bien y mal, de lo que soy o no soy… se invierte, se confunde. Se ha perdido conexión con el diálogo interior». Como puños.

Te animo a romper tus espejos, a que te reflejes en tu gente, en tus obras, en el mapa de tu cielo y que evitemos todos la intermediación de lo sucedáneo, del fingimiento, de la recreación. Si no sabes por dónde empezar, estudia y déjate estudiar por la astrología.

 

 

El sistema solar en danza

Como parte fundamental de la Astrología está la comprensión de la mecánica planetaria. Te propongo en esta entrada un viaje virtual al Espacio para contemplar la fascinante danza del universo. Tomen asiento que empieza el espectáculo. Primero unas nociones de Física: el Sistema Solar gira en torno al centro de la galaxia con una periodicidad de 226 millones de años. Por su parte, tradicionalmente se ha considerado que este movimiento rotatorio de los planetas y demás cuerpos celestes del Sistema era fijo en un plano, entorno a la estrella Sol, que se mantenía en posición estática. Pero en los últimos tiempos, sorprendentes descubrimientos científicos de Mecánica Cuántica desvelan que el Universo conforma un patrón fractal del que nuestra galaxia y Sistema Solar no es ajeno. Más aún, éste se desplaza a un vertiginoso ritmo de aproximadamente unos 220 km/hora mientras va dibujando ondas que se desplazan en su ciclo rotatorio a modo de espiral que avanza en una dirección concreta. La conclusión, por sorprendente que pueda parecer, es que el Sol se mueve en una dirección y arrastra consigo a todos los planetas y cuerpos celestes contenidos en su sistema. Veamos una recreación de este desplazamiento:

Como veis, se trata de un gran baile en el que los planetas y estrellas se expanden por el universo hasta límites fuera de nuestra comprensión. El Hombre, desde antiguo, ha encontrado la forma de expresar con su cuerpo un correlato con el movimiento del Universo. Esta sorprendente analogía existe en danzas ancestrales africanas, y especialmente en la de los giróvagos derviches, quienes reproducen en su danza circular el movimiento de los cuerpos celestes entorno a un eje, el Sol, mediante giros y desplazamientos constantes. He aquí una recreación del giro derviche, una  hipnótica y bella expresión artística de Banafsheh Sayyad, reconocida bailarina y coreógrafa persa radicada en EEUU. Existen muchas muestras de giro derviche tradicional, pero escasísimas protagonizadas por mujeres; he querido aproximaros a esta rareza que, personalmente, me cautiva.

Fascinante correlato entre el movimiento de los cuerpos celestes y su inspiradora versión en danza, extáticas imágenes, parecen de otro mundo ¿verdad? En realidad, pertenecen al mismo, pero a escala. Con esta pequeña aproximación a las analogías entre «lo que está arriba y lo que está abajo» hemos querido plasmar parte de lo que evoca en nosotros la pasión por la Astrología. Girad, uníos al Cosmos, sintonizad con él y abríos a las sincronías que nos ofrece a cada paso.

Qué es Mediocielo.es (parte 1)

El mapa del firmamento para cada persona obtenido a partir de su fecha y lugar de nacimiento se representa con el trazo de un círculo imaginario que forman las constelaciones zodiacales. Fruto de unas intersecciones geométricas concretas, el término Medio Cielo designa al punto más alto de ese círculo y corona lo alto del cielo en la carta astral de todos nosotros, es un punto de referencia allá en lo alto del cielo diurno, al igual que la Estrella Polar marca un centro orbital en el cielo nocturno.

cielo estrellado
«Noche estrellada sobre el Ródano», de V. Van Gogh

He escogido este punto de la carta natal para este blog porque:

El Medio Cielo representa un escenario de culminación, una especie de zénit, el punto álgido de las aspiraciones vocacionales y logros personales en el medio en el que nos desenvolvemos. Un salir a la luz. La energía de la materialización, principalmente de logros y reconocimientos y la dinámica que entra en juego en nuestras vidas en la lucha por conseguirlos. El lugar más visible, la vertiente pública, la cara vista de algo o alguien.

Desde un enfoque que pretende ser enriquecedor, no he creado con Medio Cielo un blog de contenidos predictivos, ni un dispensador de significados al uso, sino que deseo hablar de Astrología sin apostarme en su defensa o su demonización sobre su categoría ontológica, sino simplemente poner el foco en su pertinencia y validez como método de aproximación a la realidad. Soy de quienes piensan que la Astrología tiene una enorme utilidad en la vida, orienta en la toma de decisiones, da las claves en el análisis de acontecimientos, da comprensión y lucidez en los momentos críticos y puede potenciar y catalizar la superación de retos personales. Reivindico la Astrología como poderosa herramienta para ayudarnos y permitirnos ayudar a los demás. Aprender y enseñar.

La eficacia, la pertinencia de la Astrología es demostrable.

Al menos, si no lo has hecho ya, has de probar para poder opinar.

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