Polaridad Tauro Escorpio: se acaban los tópicos
Tauro estabiliza, conserva. Escorpio rompe y rasga. Este eclipse parcial de luna de la lunación del 19 de noviembre nos da un vislumbre de que el tiempo aquel tan cacareado desde primavera de 2020 con avisos como “ruptura con las viejas estructuras”, “superación de lo conocido para adentrarnos en una zona nueva para nosotros”, etc, cada cual en su ámbito según carta natal, ha llegado al eje de la transición: Tauro-Escorpio.
Es el primero de los eclipses que nos esperan en este nuevo eje, una vez pasado el eje Géminis-Sagitario (aunque queda un último eclipse aún en estos signos).
Soltar, abrirse, morir a lo viejo, un nuevo paradigma, una nueva estructura, se caen los cimientos.
¿Te suena, no?
Pues la nueva temporada de eclipses, en Tauro-Escorpio, convierten a todos estos conceptos en clichés. Ya no se trata de conceptos, sino de operar en la materia (Tauro), para trascenderla (Escorpio). Pero la fama cuesta. El tramo final de 2021 es una subida del clímax energético, un último esfuerzo consciente para sostener el estrés, insomnio, cansancio o desorientación que pudiera derivarse de este mal de alturas que es subir a una cima, ubicarse en un claro de bosque, un espacio desde el que verlo todo con claridad: vamos a vivir energéticamente algún que otro desafío que nos va a permitir terminar de drenar estrés. El eje Tauro del eclipse nos ayuda con su receptividad de Tierra. Su opuesto, escorpio, lugar donde se ubica la luna en este eclipse, nos brinda una comprensión más profunda, más reconcentrada, de los acontecimientos, nos pone en el camino de la regeneración por la vía de la fuerza.
Trascendemos desde la cúspide del proceso de eliminación de lo que ya no necesitamos.
El reset lo pone escorpio.
La fuerza de voluntad para comprometerse, tauro.
La flexibilidad para lidiar en el proceso, sácala de donde puedas. Pero comprométete, porque esta es la repesca.