Horacio, “Epístola I” del Libro I, versos 13-15
«Donde la tempestad me arrastra, como huésped me acojo».
Mientras me aproximo a buen puerto, remo con con curiosidad (Mercurio), carisma (Venus) y alegría (Júpiter).
Mercurio arranca directo en Capricornio: mirarse de frente, mercurial, mental, discurrir, fluir. Actuar alineados con como sentimos y pensamos es mercurio directo, actuar de una manera diferente a nuestra verdadera naturaleza es mercurio retrogradando. Porque mercurio es mental, de acuerdo, pero lo impregna todo. Es el mensajero de los dioses, es el intermediario entre lo que está arriba y lo que está abajo.
La mente es el nodo de conexiones, el intercambiador de la información captada por nuestros cuerpos espiritual, emocional y físico.
Con la mente nos explicamos y narramos el pasado.
Con la mente favorecemos uno de todos los futuros posibles.
Y el sitio de la mente es el aquí y ahora, es nuestra conciencia individual la que «mentaliza» todo nuestra existencia: no la eches al barrizal de recrear malsanamente el pasado, ni la pongas a elucubrar sesgadamente el futuro.
Parece mejor idea mantenerla en su sitio, en el presente, al servicio del resto de tus núcleos y vehículos. Súbete a mercurio directo. Sé inteligente. Actúa con inteligencia. Atrévete a saber y tus deseos serán concedidos.
Lo expresa muy bien Nosce: Acepta, Ama, Sé y Haz. Cuatro elementales. Cuatro esquinitas. Cuatro Potencias.